Esa tarde estuvimos muy inquietos y el que mejor se porto fue Daniel que se dejó hacer de todo y no lloró.
Lo cogimos todos, se bebió su biberón sin rechistar y luego le cambiamos el pañal. También le preguntamos a su mamá sobre él: cuánto pesaba, media, cuántas veces comía...
Fue una tarde muy especial.
Gracias Sara por traernos a tu hermanito.
¡Nos encanta que los bebés nos visiten!
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